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XVI 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973

VISION DE LEIGHTON

El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 constituye el episodio más doloroso y golpeante en la vida política de Bernardo Leighton. Su relato, sacado de apuntes hasta ahora inéditos que escribe entre el mismo 11 de septiembre de 1973 y el 25 de mayo de 1974 (cuando ya se encuentra en Roma), permite apreciar en forma objetiva cómo vive y juzga Leighton los acontecimientos. Un extracto del mismo se da a conocer aquí y le da contenido a este capítulo tan crucial:

"En las últimas horas del lunes 10 de septiembre, durante la reunión de sala que celebramos en la tarde y noche de ese día los diputados demócratas cristianos, manifesté que, en mi opinión, las fuerzas armadas no derrocarían al Presidente Allende por lealtad a sus principios y a una prolongada tradición institucional; además por las tremendas dificultades que enfrentarían y que no podían ignorar, para abordar con éxito la situación económica y social del país. Me equivoqué totalmente."

"Regresé solo en mi automóvil a casa alrededor de las 11 y media de la noche. En el trayecto hice subir a dos muchachos que venían del Partido en la Alameda, en donde según ellos les habrían asegurado que existía una situación gravísima. Continué incrédulo hasta que, a la mañana siguiente, escuché por la radio que se hablaba del movimiento de tropas alrededor de la Moneda. Luego me llamó un periodista para preguntarme qué pensaba: '¡Qué voy a opinar! Que condeno el golpe y estoy con el Presidente Constitucional Salvador Allende'. Me dio la impresión que en ese instante se cortaba la comunicación telefónica. (En Europa me informé que estas frases mías habrían sido transmitidas por una radio de Santiago)." (Este paréntesis fue agregado en Roma por su autor).

"Desde hace tiempo, tal vez desde hace más de un año declaré reiteradamente en público y en reuniones privadas del Partido, que si, dentro de las circunstancias que vivía el país hasta el 11 de septiembre, se producía cualquier golpe de fuerza contra el gobierno de Allende, yo no solamente lo repudiaría, conforme al planteamiento invariable de la DC, sino que además me colocaría al lado del Gobierno Constitucional desde el sitio en que materialmente pudiera hacerlo."

"Así había procedido el 29 de junio (1973) con motivo del cuartelazo frustrado del Blindado No. 2 y así lo manifesté en términos explícitos en la reunión de diputados DC a que he hecho referencia. Pienso sinceramente que, no obstante las escasas intervenciones que he tenido en los últimos meses, ninguna persona medianamente informada en política, dentro o fuera de la DC, podía ignorar mi definida posición frente a la eventualidad de un golpe militar."

"Antes del 11 de septiembre estábamos muy mal; ahora estamos todavía peor; en efecto, a los gravísimos problemas que sufríamos, algunos de los cuales el gobierno de Allende había empezado a solucionar, se agregarán en adelante aquellos derivados de la instalación de un gobierno de fuerza, nacido del asalto físico al poder, sin título, sin experiencia, sin sujeción a norma alguna que lo comprometa a nada."

"Siempre creí que el país se detendría al borde del abismo. No sucedió eso. Caímos en el abismo; pero estamos vivos y debemos luchar. A Dios gracias, tengo bastante claridad de juicio, por lo menos en cuanto a mi como chileno, como demócrata cristiano y como diputado, en los oscuros tiempos que empezamos a vivir. Ante la Junta Militar, encabezada por Pinochet, sólo cabe la resistencia cívica y la lucha por la restauración democrática. Exclusivamente lo que conduzca a esa finalidad justifica el trato con la Junta. Esta es y será mi línea política."

Esta parte de los apuntes tiene fecha 12 de septiembre de 1973. Constituye, pues, la primera reacción escrita de Bernardo Leighton frente a los acontecimientos. La segunda, se materializa en una declaración pública en la que es acompañado por 15 dirigentes demócratas cristianos. He aquí su texto completo:

"DECLARACION POLITICA"

"Hoy, 13 de septiembre de 1973, los abajo firmantes, dejando constancia de que esta es la primera ocasión en que podemos reunirnos para concordar nuestros criterios y explicitar nuestra posición política, después de consumado el golpe militar de anteayer, venimos en declarar lo siguiente:

"1) Condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional.

"2) Señalamos que nuestra oposición a su gobierno fue siempre planteada para preservar la continuidad del proceso de cambios que tuvo el honor de iniciar en nuestro país el gobierno de la Democracia Cristiana y al mismo tiempo para impedir su desviación antidemocrática. Mantenemos en todas sus partes las críticas que en dicho contexto formulamos al gobierno de la Unidad Popular y al Presidente Allende. Reiteramos, por eso mismo, que, en conformidad a nuestras convicciones personales y a las repetidas determinaciones de la Democracia Cristiana, jamás tuvimos otra actitud parlamentaria o particular que no fuera la oposición dentro del cauce democrático destinada a obtener la rectificación de los errores cometidos por el gobierno del Presidente Allende e impugnados por nosotros.

"3) La falta de rectificación, que en definitiva nos llevó a la tragedia, es responsabilidad de todos, Gobierno y Oposición, porque el deber de mantener una democracia no puede ser eludido por nadie. Pero a nuestro juicio hubo quienes tuvieron mayor responsabilidad.

"En primer lugar, el dogmatismo sectario de la Unidad Popular, que no fue capaz de construir un camino auténticamente democrático para el socialismo adecuado a nuestra idiosincracia. Especial condenación merece la irresponsabilidad de la ultraizquierda.

"En segundo lugar, la derecha económica que, con fría determinación, aprovechó los errores de la UP para crear un clima de tensión, de ceguera y de pasión política que, unido a lo anterior, hizo imposible un consenso mínimo al descalificar a quienes lo buscábamos con objetividad y con cordura.

"4) Estos sectores extremos alienaron psicológicamente a la opinión pública e incluso a numerosos dirigentes políticos y jefes militares, creando la sensación falsa de que no había otra salida para la crisis chilena que el enfrentamiento armado o el golpe militar. Reiteramos hoy, igual que siempre, nuestra convicción profunda de que, dentro de los cauces democráticos, habríamos podido evitar en Chile la implantación de un régimen totalitario, sin necesidad de pagar el costo de vidas y los excesos inevitables en las soluciones de fuerza.

"5) La Junta Militar ha manifestado su intención de restituir el poder a la voluntad del pueblo y respetar las libertades públicas. Esa intención la recogemos como positiva para la restauración democrática y la paz social y esperamos que se cumpla sin demora al tenor de las declaraciones formuladas.

"6) En cuanto a nosotros, consideramos que nuestra suprema responsabilidad en esta hora, la que asumimos por encima de toda otra consideración, reside en proseguir la lucha por los principios de la Democracia Cristiana y por la restauración de la democracia chilena, fuera de la cual aquellos carecen de vigencia. Los hechos que hoy lamentamos señalan que sólo en libertad, sustentada por la mayoría del pueblo y no por minorías excluyentes, se puede aspirar a la transformación humanista y democrática de Chile que constituye nuestra meta y fortalece nuestra voluntad.

"Firman: Bernardo Leighton Guzmán, Diputado, Ex-ministro, Ex-vicepresidente de la República; Ignacio Palma Vicuña, Ex-diputado, ex-ministro, ex-presidente del senado; Renán Fuentealba Moena, Senador, ex-diputado, ex-delegado de Chile a las Naciones Unidas; Radomiro Tomic Romero, profesor universitario, ex-diputado, ex-senador, ex-embajador; Fernando Sanhueza H., Diputado, ex-presidente de la Cámara; Sergio Saavedra, diputado, ex-intendente de Santiago; Claudio Huepe G., diputado, ex-Intendente de Arauco; Andrés Aylwin Azócar, diputado; Mariano Ruiz-Esquide, diputado; Jorge Cash M., profesor, periodista; Jorge Donoso, abogado, publicista; Belisario Velasco, economista, ex-gerente de la Empresa de Comercio Agrícola; Ignacio Balbontín, sociólogo, profesor universitario; Florencio Ceballos, abogado, asesor sindical; Waldemar Carrasco, diputado; Marino Penna, diputado."

Esta declaración no es publicada en Chile por ningún medio de comunicación en el momento de ser emitida. Sólo el 29 de noviembre de 1974 la da a conocer un diario de Santiago. Pese a ello, constituye para muchos demócratas cristianos chilenos y extranjeros, así como para muchos no demócratas cristianos, un punto de referencia valiosísimo para conocer la reacción que producen los hechos del 11 de septiembre en los diversos sectores del cuadro político chileno.

Vista hoy, esta declaración constituye no sólo un acto de consecuencia y de coraje político, sino también un análisis visionario y ajustado a la realidad. Es también un testimonio que contribuye a preservar el patrimonio más valioso y permanente de la Democracia Cristiana: su vocación democrática y su búsqueda de la justicia, a través de la transformación de las estructuras que bloquean la implantación de dichos valores.

Al día siguiente de ser entregado este documento a la prensa, que sólo sale al mundo por los telex de las agencias internacionales de noticias, Leighton, a petición del abogado Eduardo Long Alessandri, interpone, ante la Corte de Apelaciones de Santiago, un recurso de amparo telefónico en favor de Carlos Briones, Clodomiro Almeyda, Jorge Tapia, Claudio Jimeno, Oscar Waiss, Luis Armando Garfias y Alvaro Morel, que habían sido detenidos en un regimiento. El recurso es rechazado ese mismo día 14 de septiembre de 1973, en razón de que el Estado de Sitio impuesto autoriza a detener personas en lugares que no sean cárceles. Se inicia así un largo y lastimoso proceso de negación a conocer de estos casos por parte de los Tribunales de Justicia, con alto costo en prestigio para el Poder Judicial.

Un mes después, el 12 de octubre de 1973, vuelve Bernardo Leighton a sus apuntes. Esta vez, con la tranquilidad de estar descansando en la casa de campo de su amigo el Dr. Fernando Cancino, hace consideraciones que complementan lo expuesto hasta aquí y que prolonga posteriormente en Roma:

"Se han publicado largamente los supuestos fundamentos de derecho natural que justificarían el golpe de las FF.AA. Se han invocado principios de la doctrina clásica sobre el derecho a la rebelión que los pueblos tienen en determinadas circunstancias, y cuyo fundamento esencial e irremplazable es la certeza moral de que se ha hecho en absoluto imposible la rectificación de los atropellos al derecho que se atribuyen al gobernante que ocupa el poder. Y es en este punto precisamente en donde se incurre en abismantes tergiversaciones. Cuando los militares se rebelaron contra el gobierno de la República, la rectificación política no sólo era posible, sino que ya había empezado, como entraré a exponerlo. Advierto, no obstante, que los medios de comunicación de masas en manos de la oposición, incluidos los nuestros, no dieron importancia a estas rectificaciones o las publicaron torcidamente. Desde los inicios de la Administración de la Unidad Popular, existió el problema que no ha encontrado solución adecuada en el mundo moderno, menos aún en los países latinoamericanos, relativo a realizar un proceso de transformación profunda e inaplazable de la sociedad sin romper los marcos básicos y formales de las democracias actualmente en vigencia. Hasta ahora, o se ha abandonado el proceso, o se ha abandonado la democracia. Todos comprendíamos que este problema gravitaba simultáneamente, bajo distintos grados de responsabilidad sobre las espaldas del gobierno de Allende y sobre las espaldas de la DC que no en balde era el primer partido político del país desde las elecciones municipales de abril de 1963. Comprendíamos todos también que los fundamentos doctrinarios de la Unidad Popular, a pesar de que su programa de gobierno no podía lógicamente ser un reflejo integral de aquellos, conducían en la intención de sus dirigentes a un objetivo final contrario a los objetivos doctrinarios nuestros. En este punto incidían las discrepancias más agudas en el seno de la DC."

"Para unos, esa contraposición de objetivos finales marcaba una insuperable incompatibilidad entre la UP y nosotros para los efectos de concordar acciones comunes concretas, la UP desde el gobierno, la DC desde la oposición, sea en el Parlamento, en las organizaciones sindicales, vecinales, o en donde quiera que hubiera representaciones del pueblo. Esta actitud no siempre se manifestaba ostensiblemente, sino más bien en el subsuelo de las actuaciones prácticas."

"Otros sosteníamos que la vida democrática justamente supone estas pugnas de finalidades doctrinarias entre las distintas tendencias políticas libremente expresadas, cuyos sostenedores ponen su voluntad en frustrar los propósitos antagónicos con el triunfo de los propios, a través de la lucha cotidiana en que, por la naturaleza de las cosas, tienen sitio tanto los desacuerdos como las coincidencias. En el curso de esta contienda, esencia de la democracia formal y de la real, nadie puede asegurar a cual de los contendores favorece el correr del tiempo. En estos últimos años, múltiples veces, observamos que el tiempo, con solo dejarlo andar, nos ayudaba a nosotros; más adelante ocurría precisamente lo contrario. Por eso es bueno no confiar ni desconfiar demasiado en que las cosas se arreglan solas o que, en ciertos casos, no tienen arreglo. Para que funcione el sistema democrático es indispensable sustentar un mínimum de confianza recíproca entre las partes contendientes y, además, excluir la fatalidad del triunfo o de la derrota de cualquiera de las posiciones antagónicas. Sin estos requisitos, la contienda deja de ser democrática."

"De partida, importa señalar que la participación de las FF.AA. en tareas de Gobierno era ya un hecho, desde octubre de 1972, aceptado y puesto en práctica por Salvador Allende, no obstante los tropiezos que le producía dentro de la directiva del Partido Socialista y el enconado ataque que le originaba en la extrema izquierda. Resulta, en consecuencia, erróneo e injusto sostener que el Presidente Allende se demostraba incomprensivo e impávido ante la urgencia de robustecer su gobierno con el fin de crear un ambiente de mayor confianza pública que era indispensable para plantear una política de rectificación económica, administrativa y social. Puede discutirse la profundidad o la extensión de la participación de los uniformados (según demostraron los hechos del 11 de septiembre había razones para proceder con cautela ... ); pero lo que no puede negarse es que Salvador Allende asumió con seriedad y coraje la responsabilidad de dar el paso y corrió los riesgos previstos de incomprensiones y de ataques en el campo de sus propios partidarios".

"Los DC fuimos siempre sostenedores de la participación de las FF.AA. en el gobierno de Allende, con tal que se efectuara en conformidad a las normas constitucionales y con el respaldo adecuado para que funcionara de un modo responsable y eficiente. El Presidente no resistió en principio este criterio y así lo demostró en la práctica; con todo, en el último diálogo de alto nivel sostenido con Aylwin, explicó que no le era posible incorporar de inmediato a los militares al Gabinete, antes de llegar a un acuerdo político con nosotros sobre las materias que estaban en tabla. Para el cumplimiento de este acuerdo, el presidente consideraba que los militares se hallaban bien dispuestos y que la UP por su parte no pondría inconvenientes en definitiva. Pensé en la época en que se verificaba el diálogo y pienso actualmente que el Presidente se colocaba en lo justo, porque respondía a las mejores posibilidades de ese momento. Sin embargo, el acuerdo político no logró formalizarse y la conversación de alto nivel terminó ahí. Ahora se ven más claras las dificultades con que chocaba el Presidente Allende y, por otra parte, hay más razones para comprender que un ingreso de los militares al gobierno, como consecuencia de una exigencia nuestra dentro de un cuadro democrático, no podía ser aceptado por aquellos jefes de las FF.AA. que, según sus propias declaraciones actuales, preparaban el 11 de septiembre desde mucho antes del diálogo Allende-Aylwin".

"Fracasadas las conversaciones a la altura del Presidente de la República y Presidente del PDC, se continuaron a otros niveles con conocimiento y autorización de ambos Presidentes. En efecto, Carlos Briones, mientras estuvo fuera del Gabinete y en particular después de su regreso al cargo de Ministro del Interior, conversó con la Directiva del Partido y con diputados y senadores DC hasta lograr importantes acuerdos concretos. Me referiré a varios de ellos".

"En el acta suscrita con el Presidente de la Corporación de Televisión de la Universidad de Chile, quien estaba expresamente facultado por el grupo DC de esa Universidad y por el Rector para tales efectos, se resolvió el áspero y prolongado conflicto del canal 9 de TV universitaria, devolviéndose dicho canal a la Universidad de Chile".

"Simultáneamente, en medio de resistencias opuestas por sectores intransigentes de la UP en el mineral de El Teniente, el gobierno reintegraba en sus puestos de trabajo a todos los empleados y obreros que se había comprometido a reponer, al paso que se iniciaba la aplicación del mismo criterio en el mineral de Chuquicamata."

"Una de las mayores acusaciones que se hizo al gobierno de la Unidad Popular y que ha sido utilizada después del golpe militar como una de sus más socorridas justificaciones fue el llamado fraude electoral. No cabe duda alguna que, a consecuencias de las imperfecciones de la ley electoral, denunciadas por el Ministro del Interior de Allende, General Carlos Prats, a raíz de las elecciones generales del 4 de marzo de 1973 en que ganó la oposición, se cometieron fraudes no sólo en beneficio de los partidos de gobierno, sino también de los opositores, pero en ningún caso del volumen y de la trascendencia que se les atribuyó por sectores de extrema derecha llevados del evidente propósito de ir cerrando el camino a las rectificaciones urgentes que por otra parte solicitaban. En presencia de las referidas acusaciones, los diputados pertenecientes a la UP tomaron la iniciativa de proponer en la Cámara la constitución de una Comisión Especial, destinada a recibir las denuncias del fraude que se imputaba a los funcionarios de gobierno y a tomar las medidas legales pertinentes. En conformidad al reglamento de la Cámara, esta comisión quedaría formada con la misma mayoría que la oposición tenía en la sala, lo cual le daba doble valor moral a la actitud de los partidos de gobierno. Hubo acuerdo entre la UP y la DC para constituir la Comisión Especial propuesta, salvo en cuanto al plazo para la realización de su cometido, quedando en consecuencia radicada en el Parlamento la solución jurídica del problema del fraude electoral. Sin embargo, se desnudaron una vez más las intenciones ocultas de la extrema derecha en su afán de plantear esta clase de problemas. Fue así como en lugar de trabajar en la Comisión designada para alcanzar el cumplimiento de su objetivo, continuó con más fuerza la escandalera publicitaria que formaba evidentemente parte de la gran confabulación en que estaba embarcada. Se trataba no de corregir los vicios electorales, sino de suprimir las elecciones, lo que buscaron y consiguieron."

"Con la intervención del senador Renán Fuentealba, comisionado para ello por la Directiva de la DC y la buena disposición del Ministro de Relaciones Clodomiro Almeyda, se encontró una fórmula que puso término al duro impasse producido entre la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y el Ministerio de Relaciones Exteriores acerca de las designaciones del personal en las representaciones del país en el extranjero."

"En la Comisión de Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados, presidida por el DC César Raúl Fuentes, estaba pendiente la discusión de un proyecto de ley sobre reforma del sistema de elecciones internas de las autoridades del Colegio de Abogados, que había elaborado el Consejo de la Institución. Este organismo solicitaba que dicho proyecto y no el del Gobierno sirviera de base a las discusiones de la Comisión, procedimiento que le significaba ventajas reglamentarias adicionales. El Ministro de Justicia, Sergio Insunza, comunista, aceptó finalmente, a petición del Presidente de la Comisión, proceder en la forma solicitada por el Colegio de Abogados."

"Salvador Allende había enviado al Congreso hacía varios meses, un proyecto de ley que creaba la Secretaría Nacional de Distribución, destinado a darle un corte legal al problema de la distribución alimenticia que, sin ninguna duda, se había abordado administrativamente, con criterio ineficiente y discriminatorio. El Parlamento estaba llamado, pues, a intervenir en la materia. El Ministro de Economía, José Cademártori, comunista, en conversaciones con dirigentes DC había adelantado fórmulas satisfactorias con el objeto de salvar las dificultades de la distribución de alimentos a las poblaciones, a través de las JAP (Juntas de Abastecimientos y Precios) y de las Juntas de Vecinos. He podido comprobar que estas fórmulas u otras similares ya estaban funcionando en varias comunas de Santiago."

"Hay más. En las semanas que precedieron al golpe militar, existían pendientes en la Cámara de Diputados dos proyectos de reconocido interés y de grave urgencia: el que creaba el Ministerio de la Familia y el que reajustaba las rentas del profesorado. Con la intervención de los Ministros correspondientes, los diputados de la DC y de la UP llegaron a concordancias en la mayor parte del articulado de ambos proyectos, quedando lo demás sujeto a la decisión de la Sala en el deseo común de poner rápido término a la tramitación de los proyectos en la Cámara de Diputados. Cuando éstos se discutieron y en definitiva despacharon, varios diputados nuestros y de la combinación de gobierno declararon públicamente en la Sala, con frases serenas y cordiales, que el resultado obtenido era la consecuencia de la buena voluntad de unos y otros, manifestada en términos positivos y francos. Yo, desde mi banca escuché estas palabras y contemplé la escena, pensando en que envolvían una prueba irrefutable, más fuerte que las intolerancias, de la posibilidad real existente para encontrar acuerdos concretos a los problemas de variada naturaleza que afligían al país durante los penosos días de agosto de 1973. Por desgracia, habrá que decirlo y repetirlo, la publicidad de la oposición, comprendida la nuestra, no sólo se empeñaba en no destacar estos hechos de carácter positivo y alentador, indudablemente capaces de relajar la tensión, sino que apenas los mencionaba o simplemente los callaba. En cambio, entregaba desproporcionada y enervante magnitud a las noticias y comentarios de la tortuosa huelga de los camioneros que, según nos constaba a muchos demócratas cristianos, era mitad gremial y mitad facciosa. A pesar de esta aberración el gobierno había presentado proposiciones aceptables para finiquitar este movimiento, que incidía táctica y calculadamente, en puntos vitales de la vida del país y cuyos dirigentes aplicaban el diabólico sistema de colocar nuevas peticiones cada vez que parecía acercarse la solución del conflicto. Así llegaron a lo que sus más destacados conductores efectivamente anhelaban que era la caída del Presidente Allende con todo el andamiaje constitucional junto a él. Producido el golpe militar, no tuvieron empacho en quitarse la careta y transformarse en voceros de la dictadura dentro y fuera de Chile."

"Entre los gremios que habían suspendido sus labores por cuestiones pendientes con el Estado se hallaba el Colegio Médico. El gobierno suscribió un acuerdo con la directiva nacional de este organismo; pero sucedió lo increíble: los elementos intransigentes que no deseaban solución manifestaron desembozadamente que la fundamental finalidad del movimiento no era gremial sino política y consistía en la salida del Presidente Allende. Por tanto, forzaron la renuncia de la directiva y continuaron la huelga. Detrás de estas maniobras actuaba la mano negra que empujaba el caos para justificar el golpe que los militares estaban organizando. El plan subversivo, a estas alturas (fines de agosto de 1973), se hacía presente igual en los médicos que en los camioneros. Por obra de estos últimos, el país estaba semiparalizado impidiendo la distribución de bencina y de trigo con el fin 'habilidosamente' calculado de enloquecer a los automovilistas, a los pasajeros de la locomoción colectiva y a la población entera por falta de pan. Era la mejor forma de preconstituir la justificación ulterior del asalto al poder, cuya preparación conocían y apoyaban. (Nixon confirmó después su ayuda a estos movimientos)."

"Se ha hecho enorme caudal, siempre con la mira de proporcionar basamentos morales a la destitución armada, de la negativa del Presidente Allende para promulgar íntegramente el proyecto de reforma constitucional, aprobado por el parlamento, sobre las tres áreas de la economía y otras materias. Este es un asunto que exige mayor análisis e interesa retroceder hasta su origen."

"Con motivo de la política gubernativa de emplear 'resquicios legales' a fin de construir el área de propiedad social, la DC planteó la necesidad de que se abandonara esa argucia, enviando derechamente al Parlamento un proyecto de ley sobre la materia. El Presidente Allende aceptó la proposición de la DC y prometió mandar el proyecto dentro de un determinado plazo. El plazo se dejó pasar sin enviar el proyecto."

"Fue entonces cuando la DC resolvió presentar ella misma el proyecto de ley correspondiente y, en vista de que el Congreso había entrado al período extraordinario de sesiones, durante el cual la Constitución reserva al Ejecutivo la iniciativa de las leyes, con excepción de las reformas constitucionales, el PDC aprovechó esta facultad constitucional para obligar al Gobierno a cumplir su palabra, presentando un proyecto de reforma de la Constitución sobre las tres áreas de la economía. Este proyecto, entre otras disposiciones, hacía obligatoria la dictación de una ley, específica o genérica, si el Gobierno intentaba crear el área de propiedad social con empresas provenientes del sector privado."

"Así las cosas, el Presidente se sometió a nuestro criterio y remitió a la Cámara de Diputados el proyecto de ley que primitivamente había prometido enviar. De este modo, quedó sometida a las dos cámaras una misma materia jurídica, a través de un proyecto de reforma constitucional en el Senado y de un simple proyecto de ley en la Cámara de Diputados. El asunto debió resolverse mediante la tramitación del proyecto de ley, ya que la oposición con su mayoría en ambas ramas del Congreso limitaba considerablemente la eficacia del veto presidencial, y en cuanto a la DC, se cumplía ampliamente su exigencia de que el problema se resolviera con la intervención del Parlamento, en reemplazo del procedimiento poco claro de los resquicios legales."

"Con algo no contábamos: ¡que el Diablo metiera su cola!"

"Se hizo evidente en aquellos días que a ciertos sectores de extrema derecha atraía mucho más producir un conflicto del Congreso con el Ejecutivo, por la vía de la tramitación del proyecto de reforma constitucional, lo que al final ocurrió (no obstante tratarse en el fondo de un conflicto aparente), que resolver el asunto de las áreas de la economía y de la formación del área de propiedad social, cuyo proyecto de ley, una vez aprobado en forma superficial por la Cámara de Diputados, se dejó dormir en las comisiones del Senado."

"Sin embargo, ¡el Diablo estuvo a punto de cortarse la cola! El Presidente Allende comprendió la conveniencia para él de procurar un entendimiento con los demócratas cristianos en lo tocante a la reforma constitucional y sobre todo a las otras materias socioeconómicas que contenía el proyecto. Materializando su propósito, el Presidente se puso en contacto públicamente con el senador Renán Fuentealba, Presidente de la DC. La tramitación de la reforma constitucional se suspendió en el Senado y durante 15 días (Junio de 1972), trabajando con franqueza, con empeño y con voluntad por ambas partes de arribar a resultados positivos, la DC y el Gobierno consiguieron concordar en no menos de los dos tercios de las cuestiones en debate. Por desgracia, en el Senado todo feneció."

"Recuerdo que en la sesión celebrada por el Consejo del Partido, en la que se tomó la resolución final, expresé más o menos lo siguiente: Entiendo que la DC no se encuentra en condiciones de aceptar la prórroga por cinco días del plazo acordado, que el gobierno nos solicita para continuar la búsqueda de una solución completa. Los partidos políticos normalmente carecen de capacidad para ser generosos y el nuestro no ha sido la excepción. Yo lo lamento profundamente y creo que algún día lo lamentaremos todos."

"Pensé entonces y pienso ahora que la gran responsabilidad por el fracaso de estos esfuerzos, que quedaron al borde de un resultado feliz, recayó en la intransigencia de los dos extremos del cuadro político nacional. Se manifestaba esta intransigencia en la forma cómo nos trataban a quienes éramos partidarios de luchar por los consensos mínimos los grandes medios de publicidad de la derecha, coreada también por algunos nuestros, que terminaron infectando psicológicamente el ambiente alrededor de nosotros."

"De todas maneras quedó en claro que el Gobierno y la Directiva DC de la época, demostraron tener buena voluntad para colocarse más arriba de las divergencias partidistas en favor de soluciones concretas que las grandes mayorías nacionales reclamaban con urgencia; quedó asimismo en claro por otra parte que los sectores extremistas de ambos lados, sectarios en el Gobierno y prepotentes en la oposición, inconscientemente coludidos por debajo de la lucha democrática, engendraban el confusionismo y la intolerancia que les eran indispensables para entorpecer en términos paralizantes el ejercicio de la buena voluntad y el buen sentido."

"Con posterioridad a las conversaciones fracasadas, el Gobierno motu propio remitió a la Cámara de Diputados cinco proyectos de ley concernientes a casi todas las materias debatidas, cuatro de los cuales alcanzaron a ser aprobados en general en la Comisión por asentimiento unánime. Se contó aún con los votos de los diputados nacionales pertenecientes a la Comisión. Una nueva demostración de las posibilidades de soluciones pacíficas que se encontraban vigentes a comienzos del mismo año 1973 en que se dio el golpe militar. La campaña parlamentaria durante el verano de 1973 (enero y febrero) interrumpió el estudio de estos proyectos."

"Todo podrá alegarse, en consecuencia, menos que el Presidente Allende permanecía cerrado al intento de procurar caminos pacíficos y parlamentarios para salvar la situación del país."

"Desde su cargo de Ministro del Interior, mi querido amigo Carlos Briones, encabezaba y coordinaba, con abnegado y ejemplar empeño, por petición expresa de Salvador Allende, las gestiones encaminadas a librar al país de la hecatombe. Gracias a ellas, en las antevísperas del 11 de septiembre, el Gobierno tenía resuelta la promulgación íntegra de la reforma constitucional y la proposición de una ley especial que evitara los grandes problemas que, también a juicio nuestro, iba a crear dicha promulgación en algunas grandes empresas incorporadas administrativamente al área de propiedad social. Acaso fue este plan de arreglos que, como he relatado, se cumplió en casi todos los más agudos conflictos pendientes, y no el plan Z (que según el almirante Huerta, en su discurso en la ONU, fue conocido por las FF.AA. después del 11 de septiembre), la verdadera razón que tuvieron los militares para adelantar la fecha del golpe de fuerza, determinada, al tenor de sus declaraciones ulteriores, en el breve plazo de 48 horas. El tiempo no tardará en despejar la incógnita."

Aquí terminan estos apuntes escritos por Leighton, como ya se dijo, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 25 de mayo de 1974.

El 17 de enero de 1975 publica en la revista "Chile-América", creada en Roma en septiembre de 1974 para servir al diálogo abierto y respetuoso entre todos los sectores políticos, un artículo titulado "Una conducta demócrata cristiana ante la dictadura en Chile". (19) Entresacamos aquí algunos párrafos conexos con los apuntes ya citados, donde su autor hace también una cierta autocrítica:

"La expulsión del senador Renán Fuentealba, por acto inhumano y brutal, origina una indignada protesta suscrita por 69 senadores, diputados, dirigentes y ex parlamentarios del Partido Demócrata Cristiano."

"No es la primera vez que se formula una protesta por los demócratas cristianos que se encuentran dentro del país contra atropellos cometidos por la Junta Militar, pero parece que ésta es la que más ha impactado en el interior del territorio y con razón, porque ningún otro dirigente nacional de la Democracia Cristiana había sufrido tal vez un vejamen mayor que el aplicado a Renán Fuentealba."

"Se trata de una actitud altamente positiva que, por encima de ciertas apreciaciones muy particulares contenidas en el texto de la protesta, proporciona base adecuada para intentar reflexionar el pasado y el presente."

"Los hombres de mi generación conocimos, al comenzar nuestra actuación política, un corto e intermitente período dictatorial que no fue la sombra de una sombra comparado con el actual. Nosotros, con todo, enfrentamos aquel régimen y, junto a otros jóvenes de las más discrepantes ubicaciones políticas y doctrinarias, contribuimos clara y resueltamente a ponerle término. Gracias a esta conducta, se despertó confianza en miles y miles de chilenos, en nuestra acción y en nuestra palabra y se inició la formación de la reserva moral de la que dispusimos durante cuarenta años de la vida democrática chilena."

"A estos cuarenta años el general Pinochet los llama despectivamente las `décadas de la decadencia'. Estos cuarenta años, a pesar del juicio que merecen, estuvieron insertados en la ruta de nuestras más profundas constantes históricas, una de cuyas características fue la preservación de nuestro sistema constitucional abierto y flexible, que siempre dio posibilidad para la rectificación y para la salida pacífica. Ellos, por otra parte, constituían sumados a los casi cien años anteriores al breve intervalo dictatorial, el acervo político republicano y el prestigio de Chile en el mundo de hoy."

"Ahora bien, el general Pinochet en un discurso pronunciado en el Rotary Club, que publicó "El Mercurio" de Santiago, confesó que, con fecha 20 de marzo de 1973 y en compañía de ocho jefes militares, suscribió un documento por el cual los firmantes se comprometían a derribar al Presidente de la República, lo que significaba la destrucción inmediata del régimen de derecho existente en el país. Este documento lo suscribían cinco meses y veinte días antes del golpe militar y cuando el pueblo recién había renovado, el 4 de marzo, la mitad del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputados. Conviene destacar estas circunstancias autoacusadoras para comprobar que, detrás del '11 de septiembre' existía toda una tentativa preestablecida destinada a romper la tradición chilena mediante la suplantación de la voluntad del pueblo." (20)

"Nosotros, demócratas cristianos, no fuimos jamás adoradores fetichistas de nuestro sistema constitucional que considerábamos deficiente, y por eso, durante nuestro gobierno propusimos y logramos importantes reformas; simplemente pensábamos y pensamos que nuestra larga experiencia de estabilidad jurídica era positiva, adaptable y fecunda, base insustituible para continuar la transformación y el progreso de Chile en libertad y en democracia, vale decir en dignidad cívica."

"Por tales razones, en el curso del gobierno de la UP, rechazamos desde la oposición las pretensiones extremistas de derecha e izquierda, oponiéndonos a los golpes de fuerza vinieran de donde vinieran; mantuvimos hasta el último instante, a través de la directiva o de otros personeros, (entre los que nos encontrábamos Renán Fuentealba y yo autorizados por el Presidente del Partido) un diálogo constructivo con el Gobierno, silenciado o desfigurado por la gran publicidad de la derecha, y, en el proyecto de acuerdo que aprobó la Cámara de Diputados el 22 de agosto del año 1973, nos dirigimos en primer lugar al Presidente de la República, señor Salvador Allende, reconociendo así su legitimidad de Gobernante, a fin de que rectificara su política en todos aquellos puntos que estimábamos perjudiciales para el interés nacional."

"Es cierto que, en esa ocasión, cometimos un grave error cuando dirigimos también el proyecto de acuerdo a los Ministros uniformados del Gabinete, pues este error sirvió de pretexto para presentarlo más tarde como un llamado de la mayoría de la Cámara a las Fuerzas Armadas con el objeto de que dieran un golpe militar. En cuanto a los DC, me consta que jamás tuvimos ese propósito torcido e hipócrita, incompatible con nuestros principios, con nuestras reiteradas y recientes declaraciones de aquellos días y con el texto mismo del proyecto de acuerdo según lo expresado precedentemente. Si algunos actuaron con otro espíritu lo hicieron por su cuenta y riesgo, fuera de la posición oficial del Partido. Como diputado que concurrí con mi voto a la aprobación del proyecto de acuerdo, me considero incluido en el error que cometimos todos y no tengo más remedio que aceptar que errores de esta especie fueron nuestra inconsciente contribución a la catástrofe del '11 de septiembre'."

Este escrito, que volverá a citarse después, tiene, entre otras virtudes, la de resumir su posición política y reconocer los errores cometidos, también por él, que contribuyeron, en mayor o menor medida, a prepararle el camino al régimen militar.

Posted by Otto Boye 19:40  

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